On Aug. 27, Mandy Rama boarded a plane to finally return home, alongside 10 other students.
Rama, a sophomore family studies major, has a different experience than her classmates – she was born in Montevideo, Uruguay, and has been waiting to return for the last 13 years.
“I want so badly to leave here feeling like this is home, but I still realize there are so many things about the culture that I don’t understand,” she said. “So that’s difficult, because I want to feel at home, but I know it’s not something I can force.”
Her father, Ronnie Rama, associate professor of art and design, was born in Uruguay and left to attend college in the U.S. when he was 18, vowing to return. In 1990, he and his wife, Beverly, pledged to serve with Southern Plains Church of Christ in Lubbock as missionaries in Uruguay. They packed up their belongings and moved their two children at the time, Eric, 2, and Ana Meg, 3, to the southern hemisphere.
Once they settled in Montevideo, the Ramas began to help with Iglesia de Cristo and start their new life. Four years later, Mandy was born, an Uruguayan native like her father.
For the next seven years of her life, Mandy grew up in the church. She watched her father create the church’s stained glass window, learned to ride a bike in the gymnasium and attended Bible class each week.
In January of 2000, Mandy watched her father renovate the space next door to the church. Ronnie said he and his wife spent hours laying the wooden floors, shoveling gravel and cleaning out the junk left from previous owners, while Mandy and her siblings found something to do – or something to mess up. On Saturdays, church members joined them for a workday.
“We’ve always been hands-on,” Ronnie said. “That building was no exception, and it was always a community effort.”
Then, in the fall of 2000, she and her family helped welcome the first ACU Study Abroad group to Montevideo.
Later that year, the Ramas moved back to the United States. After a year at Texas Tech, Ronnie Rama was offered a job at ACU.
Mandy returned to Montevideo in 2010 at 16 years old when her father was the professor in residence for the study abroad program in the fall.
Then again in 2012, after her mother passed away.
Each visit, Mandy could only spend a limited time in her old city, barely getting acquainted before she had to return to school and her life in Abilene.
Now, on her third return since moving to the U.S., Mandy is finally able to be immersed in her hometown.
The first Sunday in the city, Mandy walked into the Iglesia de Cristo only to be greeted by friendly smiles and warm hugs. The congregation clamored to talk to her, to ask about her family and to stare at their grown-up girl.
“It’s funny because a lot of things have changed, and a lot of things have stayed the same,” she said. “People still sit in the same rows and everything.”
With the church community on her mind and heart, Mandy set her goals for the semester: to reconnect with her church family, with her childhood friends and with the culture she was born into.
As the semester progresses, she has attended dinners at church members’ houses where they’ve talked of old times and sent her home with hands full of old photos.
“Reconnecting with people from when I was younger has been the best thing about this trip” she said having visited an aunt and spent many weekends with her old friends over the course of the semester.
And with almost three weeks left until the group returns to the United States, she isn’t ready to leave. She will extend her visit to Dec. 26 and will stay in the church building. She said she’s looking forward to experiencing the city on her own, without her classmates.
“I feel like I understand myself better because I have a better idea of where I’m from,” she said. “If I could, I would stay four months more. But coming back and being able to see it, staying a longer amount of time and seeing through a young adult’s eyes, I understand why my parents moved. Uruguay was home, but life can just be difficult here. There aren’t as many opportunities, and my parents knew that.”
Brittany Jackson is studying abroad in Montevideo, Uruguay, this semester. She also wrote the story in spanish below.
De el 27 de agosto, Mandy Rama entró un avión para regresar a su hogar, con 10 otros estudiantes.
Rama, un estudiante del segundo año de los estudios de familia, está teniendo otra experiencia de sus compañeros de estudios en el extranjero– nació en Montevideo, Uruguay, y ha querido a regresar desde 13 años.
“Yo quiero mas que nada irme sintiendo como soy uruguaya, pero al mismo tiempo se que hay muchas cosas de la cultura que no entiendo,” dijo Mandy. “Por eso, es difícil porque es algo que viene naturalmente.”
Su padre, Ronnie Rama, profesor adjunto de arte y diseno, nació en Uruguay y salió a asistir una universidad en los Estados Unidos cuando tenía 18 años, y prometió volver. En 1990, él y su esposa, Beverly, comprometieron a servir con Southern Plains Church of Christ en Lubbock como misioneros en Uruguay. Prepararon todo y movieron a sus dos niños, Eric, 2, y Ana Meg, 3, al hemisferio del sur.
En Montevideo, los Ramas empezaron a ayudar con la Iglesia de Cristo y construir su nueva vida. Cuatro años más tarde, nació Mandy, un natural uruguaya como su padre.
Mandy creció en la iglesia para los próximos siete años de su vida, veía el trabajo de su padre en la iglesia, practicaba a andar en bicicleta en el gimnasio y asistía la clase de Biblia cada semana.
En enero de 2000, la renovación del edificio al lado de la iglesia empezó, que pronto se hizo Casa ACU, por el programa de estudios extranjeros en Montevideo. Ronnie dijo que él y su esposa pasaron muchas horas poniendo los pisos de madera, moviendo con pala la grava y limpiando la chatarra dejada de dueños anteriores mientras Mandy y sus hermanos encontraron algo para ayudar- o algo para estropear.
Y cada sábado, los miembros de la iglesia juntaron con ellos por un día laborable.
“Siempre éramos trabajadores,” dijo Ronnie, “y el edificio no fue una excepción, y siempre era un esfuerzo de la comunidad.”
Luego, en el otoño de 2000, ella y su familia dieron la bienvenida al primer grupo del programa de estudios extranjero de ACU.
Más tarde en ese ano, los Ramas volvieron a los Estados Unidos. Y después un ano en Lubbock, ACU ofreció a Ronnie Rama un trabajo.
Mandy regresó a Montevideo en 2010 cuando tenía 16 anos, cuando su padre fue el profesor en residencia por la programa de estudios en el extranjero.
Luego, otra vez, en 2012 después del fallecimiento de su mamá.
Cada viaje, Mandy soló quedó el tiempo suficiente para empezar a familiarizarse con su ciudad natal antes de que tuviera volver a escuela y su vida en Abilene.
Ahora, de su tercer vuelta desde se mudó a los Estados Unidos, Mandy finalmente puede ser sumergido en su ciudad natal, y la cultura.
En el primer domingo en Montevideo, Mandy entró la Iglesia de Cristo y fue saludado por amigables sonrisas y abrazos fuertes. Los fieles clamaron para dirigirse a ella, preguntar sobre su familia y contemplar la vida de la crecida nina.
“Me causa gracia porque muchas cosas cambian, pero el mismo tiempo quedan igual,” dijo ella. “Como la gente que todavía se siente en el mismo lugar en la iglesia y todo.”
Con la comunidad de la iglesia en su frente y corazón, Mandy definió sus objetivos del semestre: para unirse de nuevo con su familia de la iglesia, con sus amigos de la infancia y con la cultura que nació.
Durante el semestre, ella ha asistido a cenas en casas de los miembros de la iglesia, hablado del pasado y vuelto con manos lleno de fotos.
“La reconexión con gente de mi pasado ha sido el mejor parte de este viaje,” dijo, vio a una tía y pasó muchos fines de semana con sus viejos amigos durante el semestre.
Y con casi tres semanas en Montevideo, no está lista para volver los Estados Unidos.
Ella va a extender su viaje hasta el 26 de diciembre, y dice que tiene ganas de experienciar la ciudad sola, sin sus compañeros.
“Siento como me entiendo mejor porque tengo una una buena idea de donde soy,” dijo ella. “Si pudiera, me quedaria cuatro meses más. Pero volviendo y poder verlo, quedándome por más tiempo y viendo lo por ojos de adulto, entiendo porque mis padres hicieron la decision para mover a los Estados Unidos. Uruguay fue hogar, pero la vida aca puede ser difícil, no hay tantas oportunidades, y mis padres supieron eso.”